El proyecto Activismo en regiones de violencia emplea una definición bastante amplia de activismo, que definimos como:

Prácticas dirigidas a cambiar “las reglas del juego” para lograr una sociedad más justa.

Cabe de mencionar que esta definición describe a muchas organizaciones civiles que no se autodefinen como “activistas” necesariamente. (Lamentablemente, en México, es común usar la palabra “activista” en un sentido peyorativo.)

En el contexto complicado de Michoacán, los activistas a menudo son objeto de intimidación y se ven obstaculizados por la fragilidad institucional. A pesar de esto, algunas iniciativas demuestran el potencial de lograr cambios para mejorar la situación, aunque sean modestos.

Los cinco tipos de activismo que este proyecto investiga en cuatro regiones de Michoacán son:

Civiles armados (incluyendo autodefensas)

Colectivos enfocados en los desaparecidos y la violencia de género o la violencia basada en la sexualidad

Organizaciones de la iglesia

Consejos locales de seguridad ciudadana

Grupos de activistas culturales y artísticos